Ayer era jueves, y eso en la NBA es significado de muy pocos partidos. En esta ocasión solo pudimos disfrutar de tres encuentros, pero vaya tres encuentros... Se pudo ver, por un lado, la derrota de los Knicks sin Carmelo Anthony, que sigue cumpliendo partidos de suspensión. Impresionante despliegue defensivo de los Pacers, que están acumulando una racha de juego maravillosa que los convierte en serios candidatos (y sin Danny Granger). Por otro lado, asistimos a una nueva derrota de los Heat, gracias al rendimiento estelar de Wesley Matthews, que destrozó al equipo de Miami con dos triples en los últimos segundos, ayudando a apoyar la afirmación de que los Heat son un equipo muy flojo en el clutch-time. Por último, el partido a priori menos interesante, que enfrentó a Dallas y Sacramento (que viven su particular clutch-time con la venta de la franquicia a Seattle), se decidió tras una prórroga a favor de los Mavericks, que siguen sin recuperar sensaciones en su juego, a pesar de la vuelta de su gran estrella, Dirk Nowitzki.

 

Llegaba al descanso Miami con los deberes hechos. Su big-three llevaba 40 puntos anotados y Portland estaba sufriendo muchísimo para poder anotar (un triste 33% de lanzamientos de campo al terminar el segundo cuarto). Todo parecía decidido en Portland pero, lo bonito de la NBA, es que lo increíble sucede (un poco de promoción para el lema de la liga). Apareció Batum de la nada, justificando cada dólar de su contrato, para quitar de un plumazo la ventaja de 14 puntos que habían cosechado los Heat. Nada más y nada menos que 28 puntos anotó el jugador francés, que mantuvo en jaque a toda la defensa de Miami, y al ataque también (Lebron anotó 15 puntos con un 6/16 en tiros de campo). Las tornas cambiaron y llegó el final del partido con un marcador muy igualado. Pues, en lugar de Lebron, Wade y compañía, que deberían aparecer para finiquitar partidos a favor de los campeones de la NBA, apareció un invitado inesperado. Wesley Matthews ajustició con dos triples, uno para empatar y otro para ponerse por delante en el marcador, a los Heat. Tuvieron posesión a su favor los de Miami pero, una vez más, la bola se la jugó un jugador de relleno. Chalmers tuvo el triple para ganar el partido pero erró, y la victoria se quedó en Portland, en un partido épico que tuvo final feliz para el equipo de casa. (90-92)

 

Por último, con la sombra de los Seattle Supersonics navegando por las mentes de los jugadores de los Kings, se vivió un partido intenso a muchos puntos digno del oeste, y digno también del santo y seña de Sacramento. Ese juego ofensivo del que hemos podido disfrutar todos los aficionados a la NBA y que ha dado tantas alegrías al baloncesto. Chocolate Blanco Williams, Vlade Divac, American Graffiti Stojakovic... parece que todos estos jugadores quedarán en el recuerdo, al igual que una pequeña franquicia que siempre se ha caracterizado por un gusto exquisito del baloncesto ofensivo. El partido de ayer terminó con una prórroga y con la sensación de que Dallas va cogiendo poco a poco la dinámica correcta. Ayer destacó Mayo con 24 puntos y 10 rebotes, bien acompañado por los 23 de Carter. En Sacramento destaca, al fin, la vuelta de Tyreke Evans, un jugador del club de "se dejaba llevar". Anoche cuajó un partido sólido, con 20 puntos, pero no fueron suficientes para evitar una nueva derrota de los Kings (117-112)