Lo que son las cosas: con la primera derrota esta temporada de Ohio State el pasado fin de semana, se les arrebató la corona de favoritos del pais para otorgarsela a KANSAS, equipo que ha ido de manera constante jugando a un nivel altísimo, y con motivos más que suficientes para creer que se meterán en la Final Four de Houston. Pero...caprichos del destino: anoche viajaron hasta otra de las ciudades importantes de su estado, Manhattan, que con igual nombre que la isla de la urbe de NYC quiso también ser igual a esta en cuanto a espectáculo y ciudad de los sueños, ya que allí, unos locales KANSAS STATE, tras una temporada aciaga ya que se esperaba muchísimo de este equipo y más de un jugador que el año pasado hizo maravillas, Jacob Pullen (foto).

Pues si, el derby del estado (segunda vez que se enfrentaban este año) se presentaba a priori con más diferencias de las que se esperaban a principio de temporada, bien porque unos rendían por encima de lo esperado, y porque los otros, todo lo contrario, pero los duelos estatales no son partidos típicos, y estas diferencias sobre el papel, desaparecen en el momento que el balón empieza a volar.

Os pongo en precedentes: KANSAS llegaba como claro favorito, solo una derrota en todo el año (contra Texas), segundos de la Big 12, 4 jugadores con 10 o más puntos por partido (Marcus y Markieff Morris, Josh Selby y Tyrel Reed) y además habían ganado en Lawrence, su casa, al equipo al que se volvían a enfrentar anoche, por 66-90. Por contra KANSAS STATE llegaban con un balance de 16-9, perdidos en el medio de la tabla de la Big 12 cuando se esperaba de ellos que estuviesen luchando por ganarla, con un jugador como Jacob Pullen que todos apuntaban como posible All American del año que no hacía más que decepcionar en partidos importantes, y cuyo rendimiento a pesar de tener menos competencia que el año pasado, había bajado considerablemente (menos puntos por partido, peores porcentajes y menos protagonismo del esperado).

Pues bien, podríamos tirar a la basura el último parrafo porque tras dos partes casi idénticas, los de un siempre enfadado y chillón Frank Martin vencían a los de Bill Self por 68-84 en una de las sorpresas del año. Ni estadísticas ni nada sirvió para que los seguidores locales pudiesen disfrutar de la mayor alegría del año con un Pullen que parecía estás poseido por el mismísimo Michael Jordan, y realizando su mejor partido del año terminando con 38 puntos y una serie de 9/17 en tiros de campo, 5/6 en triples, 15/19 en tiros libres, 3 rebotes, 5 asistencias y 2 robos. IMPRESIONANTE!!