Anoche comenzó el all-star de verdad. Era el día idóneo para sentarse en el sofá con tus amigos y comentar unos concursos que el año pasado dejaron fríos a todos, calificando incluso al de mates como el “peor concurso de la historia”. Pues, al contrario de lo que todos pensaban, los concursos de ayer nos dejaron un nivel espectacular, sobretodo el de triples, que tuvo como vencedor a un Kyrie Irving que protagonizó una ronda final brutal. En el concurso de habilidad, Lillard venció en la final a Holiday, un concurso en el que destacó la decepción de Tony Parker, que se atascó completamente.
Como bien he dicho, el mejor concurso de todos fue el de triples. Anoche, exceptuando a Paul George que hizo el ridículo como se esperaba todo el mundo, con 10 puntos y una actitud claramente mejorable, el resto de participantes dieron el callo con actuaciones todos por encima de los 17 puntos. Parecía que Bonner se llevaría el concurso con facilidad después de su primera ronda, una ronda en la que eliminó a Stephen Curry y Ryan Anderson (casi nada), pero tuvo que aparecer el señor Kyrie Irving, que venía de derrotar a Novak y el propio George, para plantarse en la final. Una vez dentro de ella, Irving se marcó 23 puntos sobre 30 (una auténtica salvajada), incluídos los 18 primeros puntos, sin fallo y eso fue demasiado para Bonner, que aun así terminó con 20. Impresionante el base de Cleveland que cada día nos deja una perla diferente. Va a llegar muy lejos este chico.
Y, después del gran concurso de triples, excelente para calentar, llegamos al de mates. Después de la decepción del año pasado, ver a Gerald Green abrir la ronda con ese mate de espaldas fue un incentivo de lo que veríamos a lo largo de la noche. Una pena que el sistema de Este contra Oeste deje a grandes jugadores de por medio, además que Green, al igual que White, los dos favoritos del concurso, hicieron el ridículo absoluto en segunda ronda con dos mates que ni si quiera pudieron completar. En cambio, Ross se marcó un primer mate espectacular pasándose la pelota por la espalda y llegó a la final sin problema. También fue enorme el nivel del Oeste, sobre todo en la segunda ronda, en la que Bledsoe y Faried terminaron el concurso con sendos mates (merece la pena ver ambos), que levantaron al público, pero ya era tarde porque su primera ronda había sido desastrosa. Llegó a la final el que menos arriesgó, Jeremy Evans, ganador del concurso del año pasado. Una vez en ella, Ross hizo valer su plasticidad y, vestido con la camiseta de aquel Carter del concurso del 2000, se marcó una barbaridad de mate que iba a superar a los dos posteriores de Evans. Aun así, el de Utah fue original con un mate saltando por encima de un óleo de 1.85 cm, para después destaparlo y ver un dibujo con él realizando el mismo mate. En cambio, Ross optó por algo nunca visto también: Cogió a un niño del público, lo puso cerca de la canasta y lo saltó, con el aliciente de que mientras saltaba al niño se pasaba el balón por debajo de las piernas. Ross fue justo vencedor en un gran concurso de mates.
