La importancia del juego interior
Fecha sábado, 25 de mayo a las 17:37:26
Tema Noticias de la NBA


Ya se comentaba antes de comenzar la serie: si hay un equipo que puede hacer daño de verdad a los Heat son los Pacers, un equipo muy físico, con un gran juego interior y con un hombre que, además de poder defender a LeBron, es capaz de anotar, asistir y rebotear como él (Paul George). El primer encuentro fue un anticipo de lo que iba a ocurrir en este. Después de perder el partido en el último segundo, los Pacers salieron como un tiro, logrando ventajas de hasta 10 puntos en la primera mitad. Los Heat estaban completamente desactivados, sufriendo una defensa que destrozaba cualquier posibilidad de ataque, un ataque que solo era capaz de desatascar LeBron de vez en cuando. Encima, por si fuera poco, la ofensiva de Indiana era simplemente perfecta, volcando de maravilla el ataque sobre un Hibbert que estuvo sensacional. El pívot jamaicano terminó el encuentro con 29 puntos y 10 rebotes, mostrando una superioridad insultante sobre todo el equipo de Miami, desesperado ante la imposibilidad de defenderlo. Llegados a la segunda parte, a mediados del tercer cuarto los Heat tuvieron un arreón importante con el que parecía que se metían en el encuentro, pero un nuevo parcial de Indiana ponía el marcador de nuevo a 5 puntos de distancia, gracias a un espectacular mate de Paul George con falta incluída. Justo después, un triple de LeBron desde 9 metros ponía a dos puntos de nuevo la diferencia. Las cartas estaban sobre la mesa, ambos equipos estaban prácticamente igualados, y no parecía que ninguno de los dos candidatos a la gran final fuera a marcharse en el marcador. Llegó el último cuarto, y un enorme James (36 puntos y 8 rebotes para “The King”), ponía a su equipo por delante gracias a un triple. A partir de ese momento, intercambio de golpes entre ambos conjuntos, aunque con los Pacers perdiendo mucho fuelle en ataque. Pese a su falta de fluidez ofensiva los pupilos de Vogel lograron llegar al último minuto del partido con dos puntos arriba en el marcador, merced a un gran triple de Stephenson y una gran canasta de West, que anotaba su primer tiro de campo desde el primer cuarto. Entonces, todas las cámaras se fijaron en el mismo jugador. Comenzaron a aparecer en el marcador del estadio momentos de la carrera de James en los que había ganado un encuentro en el último segundo. La superioridad del alero hacía pensar que podía anotar donde quisiera y cuando quisiera, y la pobre defensa del 24 de los Pacers ante él en el último partido no hacía presagiar lo mejor pero, contra todo pronóstico, LeBron cogió la pelota y, después de fallar en el dribbling, intentó un pase que fue interceptado por David West, pese a que Hill agotara la posesión sin hacer absolutamente nada. Borrón y cuenta nueva pues; volvieron a aparecer las imágenes en el marcador, y LeBron cogió la bola, en una jugada muy parecida a la del anterior encuentro. Pero ahí estaba George, que en las declaraciones del primer partido de la serie afirmaba que había “metido la pata”. George ejerció perfectamente como el gran defensor que es y cortó el paso a James, que se quedó sin bote y tuvo que pasar la pelota. Una vez más, la pelota fue interceptada por West, que se la cedió a George Hill para poner cuatro puntos por encima a su equipo. El partido había terminado, con los Pacers logrando justo lo que querían: meter el verdadero miedo a los Heat. Ahora la serie viaja a Indiana, donde el pabellón es una auténtica olla a presión difícil de asaltar, hasta para los campeones del año pasado (97-93). 








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