La dinastía sigue su curso
Fecha viernes, 21 de junio a las 13:46:04
Tema Noticias de la NBA


Tenemos campeón de la NBA, y tenemos dinastía. Los Heat han conseguido su segundo anillo consecutivo en un séptimo partido que, como toda la serie, pasará a la historia de la NBA. Hemos visto una final de una calidad exquisita, con dos equipos completamente diferentes mostrando sus estilos en el campo. Con un señor llamado Tim Duncan demostrando por qué es el mejor ala-pívot de la historia, a pesar de sus 37 años. Con un LeBron James superando poco a poco las dificultades que la serie imponía poco a poco. Y, por supuesto, con siete partidos completamente distintos que nos han permitido vivir una final de escándalo, muy alejado de lo que se esperaba en un principio. Anoche LeBron sabía lo que se jugaba, y no se andó con chiquilladas. En los anteriores encuentros le había costado demasiado entrar en calor y comenzar a anotar puntos, pero esta vez no fue el caso. Desde el minuto 1, James aportó en ambos lados de la cancha, manteniendo a su equipo por delante en el marcador durante la mayor parte del encuentro. La sensación que daba en todo momento era que Miami podría escaparse cuando quisiera en el marcador. Pero San Antonio es un equipo durísimo, con cuatro anillos a sus espaldas para un tal Duncan y con un chaval, llamado Kawhi Leonard que, a sus 21 años, se está haciendo un hueco entre las estrellas de la NBA. Anoche el chaval fue el estilete principal de San Antonio con 19 puntos y 16 rebotes, un auténtico partidazo para alguien que juega sus primeras finales. Es un chico especial, igual que lo ha sido toda la vida LeBron. Hablando de James, la bestia logró lo que no había conseguido en ningún otro partido de la serie: anotar de 3. Hasta 5 triples anotó James en el encuentro, flotado constantemente por un Leonard que se equivocó mucho en la defensa del rey, permitiendo a James terminar con 37 puntos, aunque estuvo intratable durante los 48 minutos. La sorpresa de la noche la protagonizó un tal Shane Battier. El jugador más sucio de la NBA se había planteado incluso la retirada después de la serie de Indiana y gran parte de esta última, en la que hubo partidos que no jugó ni un solo minuto. Anoche le salió cara en la moneda al exjugador de Memphis y cosechó 18 puntos con 6/8 en lanzamientos de tres, siendo uno de los 5 jugadores de los Heat que consiguieron anotar (curioso dato). Llegados al último cuarto, mejor dicho, llegados a los últimos segundos del encuentro, nos encontramos con Miami 2 puntos arriba y posesión para San Antonio. La defensa de los Spurs había permitido una jugada bastante clara, con Duncan defendido por Battier. Solo necesitaba el gancho de toda la vida, algo que había practicado durante su longeva etapa en la NBA. La cogió Duncan, dispuesto a hacer su trabajo, se zafó con facilidad de Battier y soltó el gancho, con un resultado completamente diferente al que todo el mundo esperaba. Duncan falló el gancho, falló el palmeo y la pelota fue para Miami. Cuando los Heat pisaron la mitad de la pista de San Antonio, Tim golpeó el suelo con fuerza, sabedor de que el partido estaba perdido, y que una oportunidad así no se podía dejar escapar jamás. Le tembló la mano a Duncan, demostrando un poco de humanidad, toda la que no había demostrado durante la serie. A partir de ese momento, San Antonio fue un juguete en manos de Miami. El físico había dicho basta, los texanos habían inclinado la rodilla. “Pronto la liga será tuya” le dijo Duncan a LeBron cuando se llevó su último anillo en 2007. Ahora la liga es suya, y Tim es un espectador más ante el show del rey, que parece no tener fin (88-95). 








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