Por si quedaba algún tipo de duda de la clase de jugador que es Stephen Curry, anoche decidió recordarle a los que no lo habían elegido para el all-star lo bueno que es. El joven base de los Warriors se marcó un partido escandaloso, anotando 54 puntos, recogiendo 6 rebotes, y repartiendo 7 asistencias. Unos números al alcance de muy pocos, y que este genio del baloncesto es capaz de realizar. La pega fue que el resto de su equipo no rindió como se esperaba, y eso lo aprovecharon los Knicks, comandados por una actuación del siglo anterior de Tyson Chandler, que terminó con 16 puntos y 28 rebotes, una barbaridad. Por si fuera poco, Carmelo decidió ejercer de jugador franquicia y terminar el encuentro con unos nada despreciables 35 puntos, acompañados de 8 rebotes. Esta fue la guinda a una jornada repleta de encuentros decididos en los últimos segundos, quizá la mejor jornada de toda la NBA (105-109). 

Anoche, Lakers, Utah y Toronto, perdieron oportunidades de oro para acercarse un poco más a los playoffs, o para distanciar a sus perseguidores. Los Lakers se dejaron una victoria lógica ante los Nuggets en Colorado, una cancha en la que el conjunto de George Karl lleva un 21-3 con la victoria de ayer. En Utah, los Jazz perdieron un partido muy importante en la prórroga ante los Celtics. No están los Jazz como para dejar escapar victorias en casa, y menos en un partido con tantas alternativas como el de anoche. Además, los Raptors sufrieron el 1/11 de Rudy Gay y dieron un paso atrás importantísimo en la carrera de los playoffs, perdiendo un partido en casa ante los Wizards de un Bradley Beal que cada día tiene mejor pinta. Por último, victoria esperada de los Hawks sobre los Pistons con un Horford absolutamente brutal.

Anoche comenzó el all-star de verdad. Era el día idóneo para sentarse en el sofá con tus amigos y comentar unos concursos que el año pasado dejaron fríos a todos, calificando incluso al de mates como el “peor concurso de la historia”. Pues, al contrario de lo que todos pensaban, los concursos de ayer nos dejaron un nivel espectacular, sobretodo el de triples, que tuvo como vencedor a un Kyrie Irving que protagonizó una ronda final brutal. En el concurso de habilidad, Lillard venció en la final a Holiday, un concurso en el que destacó la decepción de Tony Parker, que se atascó completamente.

Después del simulacro de partidos del pasado jueves, anoche se esperaba con ansiedad el comienzo del all-star de Houston. Tres noches para acostarse cuando amanece y poder disfrutar de las estrellas de la liga. Te guste más o menos el show de la NBA, siempre terminas viendo los partidos, sí o sí. Aunque sean auténticas castañas como la de ayer. Parecía que el nuevo formato del Rookies vs Sophomores de toda la vida, reconvertido al duelo de Barkley vs Shaq, iba a dar un nuevo espectáculo diferente. Pero el encuentro siguió la dinámica de siempre. 38 minutos de juego soso, en el que solo los destellos de Ricky e Irving parecían darle algo de alegría al encuentro, y 2 minutos de concurso de mates improvisado en los que Faried decidió anotar 10 puntos consecutivos, por si quedaba alguna duda de que iba a ser el MVP. Lo más interesante del encuentro fue, sin duda, el duelo improvisado entre Irving y Knight, decimos duelo porque se enfrentaron dos jugadores entre sí, pero la distancia que hay entre el jugador de Cleveland y el de los Pistons es sideral. Irving se marcó un crossover espectacular, dejando a Brandon Knight a medio camino entre el salto para defender el tiro y el desplazamiento defensivo lateral, para terminar en el suelo y anotar. Impresionante esas jugadas, además de… no, no hubo nada más que destacar. Lillard fue un auténtico desastre durante todo el encuentro y Ricky demostró por qué ha sido concebido para esta clase de eventos, con mil y una asistencias de todos los colores. Ganaron los de Barkley porque tenían a los dos jugadores que más en serio se toman estas cosas, Faried, que terminó con 40 puntos y 11 rebotes, y Leonard, ambos muy serios. Ojalá todos los jugadores hicieran estas cosas, seguramente el espectáculo sería muy diferente. Pero ya estamos cansados de repetirlo una y otra vez, habrá que querer a los americanos tal y como son, con sus pros y sus contras (135-163)

Anoche se vieron dos encuentros que, si bien a priori podían resultar muy atractivos por el nivel de los cuatro equipos que se enrentaban entre sí, dejaron en su lugar un sabor algo descafeinado. LeBron se merendó completamente a los Thunder, que decidieron no aparecer por Oklahoma la noche de ayer, tratando de maquillar en los últimos minutos un encuentro que se les había ido de las manos completamente gracias a la bestia anteriormente conocida como LeBron James. El animalito se marcó 39 puntos para liderar a su equipo y evitar que la reedición de la pasada final tuviera algo de emoción (110-100). Por el otro lado, en Los Ángeles, los duelos entre Lakers y Clippers dejaron de tener interés hace muchísimo tiempo, el suficiente como para ver como Blake Griffin y Chris Paul se sienten en su salsa destrozando a los vecinos. A tres minutos de finalizar el primer cuarto los Lakers ya perdían 22-10 y, a partir de ahí, la diferencia no hizo más que aumentar. Fue vergonzoso ver cómo los suplentes de los suplentes de los Clippers disputaban minutos ante un conjunto del supuesto nivel de los Lakers. No aparecieron por el Staples los que ejercían de anfitriones. Los Clippers se bastaron con el 22-10 de Griffin y el 24-13 de Paul para llevarse el encuentro con una facilidad pasmosa (125-101)